lunes, 10 de noviembre de 2014

¿CUIDADO INVISIBLE O CUIDADO HUMANIZADO? EN EL COTIDIANO ENFERMERA


     ¿CUIDADO INVISIBLE O CUIDADO HUMANIZADO? EN EL COTIDIANO ENFERMERA

                                                     Autora: Enfermera  María Paulina Tello Delgado.
                                                                   INSN-Lima Perú.

Resumen

En este ensayo se presenta  una aproximación a esa dimensión del cuidado  enfermera en su cotidiano, ese cuidado que resulta invisible, que no se mide, ni aparece registrado, un cuidado que tiene que ver con la dimensión más humana de la enfermería. Cuidado invisible se entiende como un conjunto de intervenciones fruto de la observación atenta, la empatía, el conocimiento y la experiencia, que llevan a las enfermeras a la elaboración de juicios profesionales y éticos deliberados, altamente centrados en las necesidades de cada “ser cuidado”.  Intervenciones  que a menudo no son registradas ni valoradas institucionalmente, sin embargo, ocupan tiempo de trabajo y sobre todo,  tienen un impacto positivo en el bienestar, autonomía y seguridad de las personas a quienes se brinda el cuidado. Ese cuidado diferenciado para cada etapa de la vida, desde un  recién nacido, hasta la senectud; un cuidado para la vida o para  la trascendencia de la muerte, allí está la enfermera presente, silenciosa, solícita, pero a la vez invisible, generando conocimiento, respeto y ayuda mutua, rescatando siempre la dignidad humana dentro de un marco de amor.

Palabras clave. Cuidado, cuidado invisible, enfermera.




¿CUIDADO INVISIBLE O CUIDADO HUMANIZADO? EN EL COTIDIANO ENFERMERA

Introducción

“La meta de enfermería en sí es brindar cuidado,
Pero, esto no tiene sentido si no se comprende
en esencia el significado de Cuidar”

Nelly Rivera
En las ciencias médicas aun persiste la orientación biologísta, dirigida hacia la curación, hacia la resolución física de la patología. Sin embargo, en las últimas décadas se está abordando sobre el cuidado humanizado, dentro del cual se enmarca el cuidado invisible, término poco difundido en nuestro contexto.
Cuidado invisible se entiende como un conjunto de intervenciones fruto de la observación atenta, la empatía, el conocimiento y la experiencia, que llevan a las enfermeras a la elaboración de juicios profesionales y éticos deliberados, altamente centrados en las necesidades de cada “ser cuidado”. Dichas intervenciones a menudo no son registradas ni valoradas institucionalmente, sin embargo, ocupan tiempo de trabajo y sobre todo,  tienen un impacto positivo en el bienestar, autonomía y seguridad de las personas a quienes se brinda el cuidado, (Huércanos, 2010).
Ese cuidado diferenciado para cada etapa de la vida del ser humano, desde un  recién nacido, hasta la senectud; un cuidado para la vida o para  la trascendencia de la muerte, allí está la enfermera presente, silenciosa, solícita, pero a la vez, invisible su actuar. Por lo tanto no se reconoce aquella  palmadita de aliento a una madre desconsolada,  o el acomodar de una almohada, cuidar la intimidad y el confort, mostrar disponibilidad, acompañamiento, dar un abrazo, una caricia a un niño asustado y solitario en un ambiente hospitalario desconocido, o responder con sonrisas  a la sonrisa de un niño, juguetear con él, haciendo más llevadero la enfermedad y disipar  un poco la pena y sufrimiento por el alejamiento de su hogar, de su familia; conjugar sus lagrimas con ternura, consolarlo, fortalecerlo ante el dolor físico por un tratamiento o procedimiento invasivo, velar su sueño en las noches  frías de invierno o en los cálidos veranos, “como lo hace una madre”, o  algún momento ser las piernas o brazos de aquel anciano desvalido; es decir estar siempre en disposición de mostrar una presencia amorosa, no solo de cuidadora, si no de madre,  amiga o hermana, teniendo siempre respeto por la manera de sentir y de vivir de cada una de las personas cuidadas, sin dejar de ser ella misma.
En uno de tantos día de cuidar a niños y a sus madres de diferentes partes de nuestro país, vi a una madre, sentada, triste con la cara entre las manos, un poco desgreñada, la toque sobre el hombre y le pregunté ¿Qué le sucede?, me miró y con el seño fruncido me contestó “extraño mi tierra, mi casa, el aire fresco, el sol radiante de las mañanas que aparece tras las montañas, también extraño el canto de los pajaritos (sonríe tenuemente; vivo cerca del lago, hay muchos peces a diario comemos pescado fresco; llevo cuatro meses aquí y no sé cuantos más me quedan, me siento cansada, no salgo a la calle, tengo miedo, no conozco a nadie, no tengo familia aquí,  finaliza diciendo todo sea por la salud de mi hijo”(suspira profundo y calla). Escuchar a esta persona con atención e interés es cuidar, es ayudar a liberar  su desasosiego.
Así por el estilo, si comienzo a escribir todos los diálogos y discursos que se establece con las personas dentro de un ambiente hospitalario en nuestro día, a día, llenaría páginas de páginas; entonces pregunto ¿no creen que interrelacionarse, dar un poquito de nuestro tiempo, acompañar, escuchar, dar una palabra de aliento, ayudamos a las personas en su pesar, ayudamos a liberar sus tenciones?, Las enfermeras somos seres humanos, por lo tanto tenemos también problemas y dificultades de diversa índole, pero nos olvidamos de lo nuestro para ayudar a nuestro prójimo ¿no es acaso cuidado?, lamentablemente este cuidado no se registra en ninguna parte de la Historia clínica, por lo que queda invisible.
Así mismo  la enfermera realiza otras acciones muy profesionales, pero que no se reflejan en ningún lugar, con lo que las propias profesionales las hacemos invisibles (actividades de drenaje emocional, asesoría de salud, capacitación para el auto cuidado, etc.);  actividades que demanda por parte de la enfermera un sobre esfuerzo, hasta hoy relegado al reconocimiento institucional,  a pesar  de su contribución significativa al bienestar de las personas sanas o enfermas, (Huércanos, 2010). Sin embargo, los usuarios lo que más valoran es el trato humano, la empatía, la comunicación y relación basada en la confianza (Bonill, 2008).
En el largo trajinar una enfermera,  tiene que luchar y compatibilizar su subjetividad, el conocimiento científico, la tecnología, en un mundo globalizado con tendencia a la deshumanización. Si bien es cierto  nuestra labor es poco reconocida, pero, en muchas ocasiones, las enfermeras nos sentimos de alguna manera plenamente compensadas, retribuidas, cuando  recibimos una carta de un padre o madre agradecida del cuidado recibido,  un dibujo hecho con cariño por un adolescente o niño que identifica el cuidado de la enfermera y demuestra su agradecimiento mediante  garabatos a veces poco comprensibles, pero, con ternura nos dicen “esa eres tú”. Por ejemplo para el día 30 de Agosto, en que se celebra el día del enfermero peruano en conmemoración al nacimiento de nuestra patrona Santa Rosa De Lima; recibimos en el servicio de cardiología pediátrica  mensajes y dibujos alusivos como: una enfermera irradiando luz,  una paloma, un ángel, y otros más;  así nos ven los pequeños a nuestro cuidado, o nos comparan como una  luz en su camino, o  ángeles de la guarda. Estos regalos no tienen ningún costo monetario, pero para nosotras las enfermeras son invalorables.
1.    Cuidado
El objeto central de la enfermería es  el cuidado de la experiencia de la salud humana de personas de diferentes razas, religiones, costumbres, creencias, nivel socioeconómico y educativo, en distintos ambientes, que son definidos por condiciones objetivas de éstos.
El verbo cuidar tiene diferentes significados, y connotaciones, sin embargo, para la enfermera significa preocuparse por el otro, ese otro puede ser un niño, un anciano, una madre, un adolescente que sufren y que necesitan ser cuidados con esmero, dedicación y sobre todo con pasión, no entender el término compasión en el sentido de tener lástima, si no,  con esa pasión y amor hacia el prójimo como lo hizo el buen samaritano.
Para (Waldow, 1998), el verbo cuidar específicamente asume la connotación
                           de causar inquietud, entregar la atención. Se considera el cuidado no como una actividad o tarea realizada en el sentido de tratar una herida, aliviar el disconfort y ayudar en una cura o aliviar una dolencia. Esto procura ir más allá, intentando captar un sentido más amplio: “el cuidado como una forma de expresión, de relación con el otro ser y con el mundo, como una forma de vivir plenamente
El cuidado es un acto inherente al ser humano, el hombre desde que nace hasta que muere es sujeto de cuidado. El  cuidado se personifica en el quehacer enfermero de manera sistemática, organizada científicamente mediante el proceso del cuidado; es la enfermera la que permanece las 24 horas del día junto al ser cuidado, no solo ayudándole en la recuperación o en la prevención de la enfermedad, si no, que también contribuye en su crecimiento personal, familiar, social y contextual y a la vez también ella  se enriquece, es decir que la ayuda es mutua, hay un efecto simbiótico entre  la cultura de ambos. Al respecto, nos dice Waldow, 2008) que el cuidado implica desarrollo.  “Cuidar integralmente nuestra vida y la de los demás, es la mejor acción que podemos hacer para construir un mundo mejor para todos. Buscar ir más allá, intentando captar el sentido más amplio: el cuidado como una forma de expresión de relación con el otro ser y con el mundo, como un modo de sobrevivir y como una expresión de interés y cariño”pág.6
Algunos estudiosos derivan el término cuidado del latín cura, “es sinónimo de cuidado; la palabra cura era usada en un contexto de relación de amor y de amistad. Expresaba actitud de cuidado, de desvelo, de preocupación y de inquietud por la persona amada o por el objeto de estimación. Según (Boff, 1999), “Se cuida lo que se ama, y al cuidar uno se vuelve más amoroso”. El mismo autor refiere que el cuidado es el rescate de lo humano, de la ética básica”.

También en este artículo, traemos a mención a Mayeroff, (2000), quien nos dice que el cuidado es un acto de mucha responsabilidad, y compromiso, en el que se pone en manifiesto sentimientos y valores. Según esta autora  el cuidado se basa en ocho componentes: conocimiento, ritmos alternados, paciencia, sinceridad, confianza, humildad, esperanza y coraje.

El conocimiento permitirá a la enfermera descubrir quién es el “el otro”, cuáles son sus  necesidades, fortaleza y debilidades, al mismo tiempo medirá sus propios componentes personales para poder ofrecerle un cuidado holístico. En cuanto a ritmos acelerados, nos da a entender, que cuidar no es un hábito  o un repetir  de acciones rutinarias; cuidar significa reflexión, crítica de nuestra propia práctica en aras ser cada vez mejores personas, mejores profesionales y estar en mejores condiciones de dar ayuda  al otro a crecer y desarrollarse. En el cuidado que se brinde hay que demostrar paciencia y buen humor, ponerse en la situación del otro y avanzar en su propio ritmo, demostrar respeto  en todo momento, ya que  es un derecho que le asiste, aceptar a ese otro como es y no como yo quiero que sea.

El cuidado debe ser verdadero, cuando se ofrece la ayuda al otro debe ser con toda sinceridad y transparencia para lograr el cambio. En el cuidado hay que demostrar confianza en sí mismo, seguridad en las cosas que hacemos y decimos, para que el otro confíe en nosotros y nosotros en él, de tal manera que haya libertad y  tengamos respuestas positivas, aunque  esto encierra riesgos,  debemos tratar de lograr un involucramiento con valentía y coraje.

Otro componente importante nos dice Mareroff, es la humildad, ser humilde de  corazón, es una bienaventuranza. Ser humilde demanda conocerme  a sí misma y aceptar nuestras limitaciones, es tomar conciencia y hacer una valoración profunda  del cuidado que estoy ofreciendo, para rectificar, mejorar o fortalecerlo continuamente. Así mismo la esperanza, es una virtud, por lo tanto  al brindar cuidado,  se espera ayudar en el crecimiento al otro, se espera desarrollar todas  sus  posibilidades y su máximo potencial ya sea para recuperar totalmente su salud o adaptarse a las circunstancias y escenarios que le toque vivir generados  por los proceso de salud-enfermedad.  Ambos deben Afrontar con decisión y coraje las circunstancias que se presentan,  es decir ser cuidado/cuidador deben estar preparados para asumir la responsabilidad y corresponsabilidad, para ello es necesario que la enfermera desarrolle actitudes, aptitudes, cualidades y habilidades personales  y así seguir impartiendo cuidado humano.

Otros autores como Kelly (1990), dice que el respeto y el cuidado  constituyen la ética esencial de la enfermaría; para Paes (2000), el amor es cuidado, y viceversa, a través del cuidado se cumple la misión de ayudar, amar y dar cariño. El amor es la expresión más alta del cuidado. Es una enseñanza divina: “amar al prójimo como a ti mismo”.

Watson, y Leininger son las pioneras en utilizar el término cuidado Humano. En la actualidad hay mayor interés por rescatar el cuidado como una característica esencial de la enfermería, porque  el mundo se está deshumanizando, hay más intereses técnicos que humanos, por lo tanto es oportuno rescatar el cuidado humano (Watson, 1996)
El cuidado es una característica común de todos los seres vivos. Por consiguiente, el cuidado humano se reconoce como un concepto universal, inherente a la humanidad. Heidegger (2009), el filósofo por excelencia del cuidado, reconoce que éste es “una constitución ontológica, siempre subyacente a todo lo que el ser humano emprende, proyecta y hace”.  Para este autor “el cuidado constituye el modo y la esencia del SER,  además plantea que cuidar significa, solicitud, preocupación por el ESTAR con los demás. Al respecto, Melendo (1999), dice:”Las personas deben asumir una actitud de cuidado permanente del ser humano, de la sociedad, del planeta, de su cuerpo, de su salud, por que Cuidar de nuestro cuerpo es cuidar de la vida”. pág. 11.
Con respecto al término o vocablo cuidado, éste deriva del latín cura que en su forma más antigua se escribía coera, y expresaba relación de amor y amistad. Para  Heigger, en su obra SER Y TIEMPO, el término expresa actitud de cuidado, de desvelo, de preocupación y de inquietud por la persona amada o por el objeto de estimación” (Heigger cit.por Boff, 1999)
 Como podemos apreciar todos los autores mencionados coinciden en que el cuidado es la esencia del ser humano; el hombre desde que nace es un ser de cuidado. De allí que la práctica de enfermería supone un verdadero desafío en el que se debe conjugar la toma de decisiones compartidas entre el cuidador (enfermera) y persona cuidada (paciente). La enfermera es la mediadora entre el equipo de salud, el niño y los padres, es la facilitadora del vínculo entre éstos y sus hijos, por ser la que permanece mayor tiempo junto a la persona cuidada.

2.    Cuidado Invisible

Anteriormente se habló  y dio ejemplos de lo que  significa  cuidado invisible,  aquí queremos enfatizar una vez más en aquellas acciones que la enfermera desarrolla en su día a día al brindar el cuidado humano, pero, que por múltiples razones o circunstancias no son registradas por las propias profesionales,  por lo tanto no son reconocidas o valoradas institucionalmente.
La enfermera establece una relación con la persona cuidada que va más allá de una evaluación objetiva, muestra preocupación (interés) hacia el significado subjetivo y más profundo de esa persona en cuanto a su propia situación de salud. Reconoce que la hospitalización es una situación que conlleva a una alteración en el funcionamiento de la  familia, en sus interacciones y en su contexto, (Paes, 2000). E allí el papel de la enfermera de establecer una relación de ayuda-confianza y la aceptación de la expresión de sentimientos positivos y negativos en el cuidado que ofrece.
3.    Enfermera
La enfermera es una profesional que integra el equipo de salud, pero también, es un ser humano complejo y multidimensional, y como tal reconoce al ser cuidado, (niño,  joven, adulto, anciano, hombre  o mujer). Para organizar y sistematizar ese cuidado holístico e integral usa como instrumento el Proceso de atención del cuidado (PAE), que no es más que la aplicación del método científico, (valoración, formulación de diagnósticos de enfermería, planificación del plan de cuidados, ejecución y evaluación). Para  ello, la enfermera debe poseer un amplio bagaje de conocimientos, actitudes, valores, sobre todo una gran sensibilidad humana, especialmente hoy en día en este mundo globalizado con tendencia a la deshumanización, a la desestructuración del hombre por su propia arbitrariedad; de todo ello se desprende la urgente necesidad de cuidar del cuerpo y de la vida, por que cuidar del cuerpo es cuidar de la vida, para actuar en mejores condiciones en el mundo que nos rodea.
Como vemos  a la enfermera le compete una gran co-responsabilidad social, ya que la razón de la profesión es el cuidado. Sin embargo, es el/la  profesional menos reconocida social y políticamente;  si nos referimos a  que una  persona hospitalizada supere una enfermedad en una institución de salud de cualquier nivel, necesita un 95% de cuidados, a lo que hacemos las siguientes interrogantes ¿Quién o quienes ofrecen ese cuidado continuado las 24 horas del día?, ¿porque el dicho “visita de médico?, si hay una epidemia ¿Quiénes asumen el mayor riesgo?; en la comunidad ¿no es la enfermera la que está en contacto directo con las personas?, desarrollando actividades preventivo promocionales, ya sea a través de los programas de salud, a través de  la educación para la salud, etc.
Por el hecho de esa convivencia con el ser cuidado, la enfermera es  la profesional de todo el equipo de salud que conoce mejor a la persona objeto de cuidado, pero sin embargo a la hora de hablar o ensalzar la atención en salud, o de un hecho  beneficioso relevante  solo se contempla como un entramado al servicio de una única profesión, pasando inadvertida la labor de la enfermera, la alta especificidad, la cualificación y capacitación técnica. La enfermera no es invisible, si, existe.

Conclusiones.

1.    Si bien es cierto el cuidado es universal a todos los seres humanos, sin embargo, es una característica que define a la enfermería, por ser una profesión de naturaleza social. Su evidencia  se manifiesta mediante las relaciones humanas mutuas entre  cuidador y ser cuidado y que va más allá de una evaluación objetiva. Reconoce a la persona humana como una entidad única y muy compleja.

2.    Cuidar es preocuparse, interesarse por el otro sin esperar nada a cambio, reforzar sus capacidades, permitirle recobrar la esperanza, acompañarle en su experiencia de salud-enfermedad. Esto se llama cuidado enfermera.

3.    Cuidado invisible es el conjunto de intervenciones desarrolladas por las enfermeras en su cotidiano, es un cuidado que no se mide, ni aparece en los registros, un cuidado que tiene que ver con la dimensión más humana de la enfermería.

4.    Las enfermeras deben buscar estrategias para objetivar  ese cuidado invisible, y uno de los caminos es la investigación.

Referencias Bibliográficas

1.    Bonill de las Nieves, Candela, (2008). La importancia de las habilidades comunicativas en la humanización de los cuidados. Index de Enfermería; 17(1): 74-75.

2.    Boff, L. (1999). Saber Cuidar. Etica do Humano-Compaixao Pela Terra. Editora Vozes. Brasil. p.p. 90-92.

3.    Fernández Salazar, Serafín, (2013). Una ética visible para unos cuidados invisibles, #24h24p

4.    González G., Rosa. et, ál. (2012). El cuidado humano como valor en el ejercicio de los profesionales de la salud; [Consultada  el 09/06/2013]. Disponible en: http://servicio.cid.uc.edu.ve/fcs/vol6n2/6-2-4.pdf.

5.    Guevara B. Et, al, (2014). El cuidado de enfermería: una visión integradora en tiempos de crisis. Enfermería Global. Rev. Electrónica trimestral N° 33.

6.    Huércanos Esparza, Isabel (2010). El cuidado invisible: una dimensión de la profesión enfermera. Biblioteca Lascasas; 6(1). Disponible en http://www.index-f.com/lascasas/documentos/lc0510.pdf (acceso: 14/06/2012).

7.    Heigger, Martín (2000). Ser e tempo. 9ª ed. Petrópolis: Vozes,.  Parte 1.

8.    Mayeroff, M. A (1977). Arte de Servir al próximo, para servir asi mesmo, Editora Record, Brasil; p.p. 24,33, 42.

9.    Melendo, O T. (1999). Las  Dimensiones de la Persona. Segunda edición. Ediciones La Palabra, Madrid, pág. 17-22.

10. Paes Da Silva, María julia, (2000): Maneiras de cuidar; editora Gente, Brasil; p.p. 21- 22.

11. Waldow, V. cuidar (2008): expresión Humanizadora de la enfermería, editorial vozes  Ltda. Brasil; p. p. 12-15.

12. Waldow vera, Regina Waldow V. (1998). cuidado Humano o Regaste Nessesário. editorial SAGRA Luzzatto, Brasil; p.p. 17, 19, 56, 62.

13. Watson J, Watson´s (1996.) Theory of transpersonal caring. En: P.H. Walker & B. Neuman (Eds).Blueprint for use of nursing models: Education, research, practice & administration (pp 141- 184) New York: NLN Press.